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Parte 1:La Verdad Desnuda Sobre la Dismorfia: Reconociendo y Nombrando la Lucha

La Conciencia es el Primer Paso

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A veces, la persona más difícil de enfrentar somos nosotras mismas. En mi caso, esto no ocurría frente a mi pareja ni al mundo; sucedía en los momentos de silencio frente a un espejo. No estaba evitando el juicio de otros; era mi propia crítica más severa. El espejo no solo reflejaba mi apariencia física, sino también una versión de mí misma que me costaba aceptar. Evitarlo era más fácil que enfrentar lo que veía.

Anoche, mientras compartía la introducción de esta serie con mi prima, me dio una retroalimentación valiosa y reflexiva. Mencionó que hablar sobre la dismorfia es como abrir la caja de Pandora para algunos lectores y me preguntó si estaba preparada para manejar las posibles consecuencias. Aunque apreció el aviso al final del blog, su perspectiva como alguien del campo de la salud la llevó a preocuparse de que podría estar adentándome en aguas profundas. También destacó que muchas personas en mi audiencia están acostumbradas a leer sobre moda, tendencias y estilo de vida, y que algunas quizás ni siquiera sepan de mi experiencia como coach de imagen porque es algo de lo que he sido muy reservada.

Imagina todo eso pasando por mi mente en la noche—no pude dormir. Pero quiero ser transparente contigo: estoy compartiendo esta serie desde mi corazón, basada en mis propias experiencias y con la intención genuina de crear conciencia. También estoy incluyendo recursos que puedan guiar a quienes estén enfrentando la dismorfia. Mi objetivo no es reemplazar el consejo profesional, sino abrir una conversación y compartir la verdad desnuda desde mi perspectiva como coach de imagen. Antes de publicar la Parte 1, quería compartir esto contigo desde el mayor respeto hacia mi audiencia. Creo que es mi responsabilidad ser reflexiva con la información que comparto.


Creciendo y Enfrentando el Espejo

Al crecer, nunca tuve el concepto del “cuerpo perfecto” grabado en mi mente. En mi familia, yo era “la flaca”, y eso venía con su propia identidad. Pero incluso esa percepción no me protegió de momentos de profunda desconexión con mi cuerpo. Hay un momento que recuerdo claramente: después de dar a luz a mi hija mayor, me paré frente a un espejo de cuerpo entero en mi habitación. Mi cuerpo había cambiado. Mi pequeña figura ahora sostenía unos pechos grandes y pesados que nunca había conocido. Los agarré, sintiendo su peso, y por primera vez en mi vida, realmente no me gustó mi cuerpo. No se trataba de las expectativas sociales ni de la opinión de nadie más. Era yo, lidiando con lo desconocido, hormonas incluidas o no.


Historias de Clientas: Reflejando Sus Luchas

Una clienta compartió cómo evitó los espejos por completo después de su divorcio. Para ella, no se trataba solo de su cuerpo, sino de las emociones vinculadas a su reflejo. “Cuando me miraba en el espejo, todo lo que podía ver era fracaso”, dijo. Las líneas en su rostro y el peso que había ganado se convirtieron en símbolos de sus cicatrices emocionales, haciéndole difícil reconectarse consigo misma.

Otra clienta me confesó que se sentía profundamente avergonzada de sus estrías después de tener a su primer hijo. Describió cómo al desplazarse por las redes sociales se comparaba con influencers que parecían recuperar su figura sin esfuerzo. “Sentía que mi cuerpo me había traicionado”, dijo, expresando cómo estos sentimientos la alejaron de las actividades sociales y la intimidad.

Estas historias, como la mía, destacan que la dismorfia no discrimina. No se trata de si los demás nos ven como bellas o aceptables; se trata de las batallas personales que enfrentamos cuando el espejo se convierte en nuestro crítico más severo.


El Poder de la Ropa vs. la Vulnerabilidad al Desnudo

La ropa tiene un poder único para hacernos sentir confiadas, en control e incluso invencibles. Nos permite curar nuestra imagen y presentar una versión de nosotras mismas que se alinee con cómo queremos ser vistas. Una clienta me dijo cómo sus trajes hechos a la medida la hacían sentir que podía conquistar cualquier sala. “Es como ponerme una armadura”, dijo. Pero aquí está la verdad que siempre les digo a mis clientas: la ropa no tiene vida—nosotras le damos vida. El poder que sentimos al usarla proviene de nosotras, no de la tela o el diseño. Somos quienes le damos significado y confianza a lo que vestimos.

Pero cuando la ropa desaparece, ese poder puede desvanecerse. Estar desnuda, sin el atuendo cuidadosamente elegido para definirnos, puede hacernos sentir expuestas y vulnerables. Para muchas de nosotras, es en esos momentos cuando surgen los juicios más duros hacia nosotras mismas. Este contraste entre sentirnos empoderadas al vestirnos y desprotegidas al desvestirnos es una parte significativa de por qué la desnudez puede ser tan desafiante.


¿Qué es la Dismorfia?

En su esencia, la dismorfia es una manera distorsionada de verte a ti misma. Es más que tener inseguridades o no gustarte ciertos rasgos. Es una fijación en defectos percibidos que a menudo pasan desapercibidos para los demás, pero que se sienten amplificados en tu propia mente. La dismorfia no es exclusiva de un tipo de cuerpo, género o edad. Es una condición de salud mental que puede afectar a cualquiera.

En mi caso, el problema no era el peso, ni siquiera después de tener hijos. Era la pérdida de familiaridad con mi propio cuerpo. Sentía que mi reflejo ya no era mío, y esa desconexión era desconcertante. Esta experiencia me enseñó que la dismorfia no siempre está ligada a los estándares de belleza sociales; a veces, se trata de nuestras batallas internas.


Reconociendo las Señales

La dismorfia puede manifestarse de diferentes maneras. Estas son algunas señales que resuenan con mi experiencia y con la de muchas clientas con las que he trabajado:

  1. Evitar las Fotos: Rara vez apareces en fotos, y si lo haces, eres muy crítica con cómo te ves.

  2. Fijación en Rasgos Específicos: Te obsesionas con una parte de tu cuerpo, como el estómago, la piel o los brazos, incluso si los demás no lo notan.

  3. Evitación u Obsesión con los Espejos: O evitas mirarte en los espejos o pasas demasiado tiempo examinando tu reflejo.

  4. Compararte con Otros: Ya sea en línea o en persona, constantemente te mides contra los demás y siempre sientes que quedas corta.

  5. Confianza Vestida vs. Desnuda: Te sientes genial con tu atuendo favorito, pero luchas por sentirte igual cuando estás desnuda.


Si algo de esto te resuena, está bien reconocerlo. La conciencia no significa que estés rota; significa que estás dando el primer paso hacia la comprensión y la sanación.


Nombrando la Lucha

Ponerle nombre a lo que estás experimentando puede ser liberador. Cuando me di cuenta de que estaba lidiando con dismorfia, sentí como si un peso se hubiera levantado. Me permitió abordar el problema con curiosidad en lugar de juicio. Reconocer la dismorfia no significa que desaparecerá instantáneamente, pero abre la puerta a la reflexión, la comprensión y, eventualmente, al crecimiento.


Por Qué la Conciencia Importa

Una vez que puedes nombrar la lucha, puedes comenzar a identificar cómo impacta tu vida. Para mí, ayudó a explicar por qué evitaba ciertas situaciones, como fotos grupales o incluso momentos espontáneos con amigos. Dio contexto a la incomodidad que sentía cuando estaba desnuda y me ayudó a ver la conexión entre mis pensamientos internos y mis comportamientos externos.


Avanzando

El viaje no termina en el reconocimiento. Es solo el comienzo. Sanar la dismorfia implica desaprender patrones de pensamiento distorsionados y reemplazarlos con otros más amables y compasivos. En esta serie, continuaremos desentrañando las capas de la dismorfia y explorando estrategias para recuperar cómo nos vemos a nosotras mismas, tanto vestidas como desnudas.

Tómate un momento para reflexionar sobre tu relación con los espejos. ¿Qué es una cosa que te has dicho sobre tu cuerpo que estás lista para desafiar? Comparte tus pensamientos en los comentarios o envíame un mensaje privado. Comencemos este viaje juntas.

Aviso: Este blog no pretende reemplazar el consejo profesional o el tratamiento. Si crees que estás experimentando dismorfia corporal o cualquier condición relacionada, busca orientación de un profesional de salud mental calificado.


Lección Clave: La conciencia es el primer paso hacia la sanación. Reconocer la dismorfia te ayuda a nombrar la lucha y comenzar a entender su impacto en tu vida.

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Escrito por: Carilyn Egleé

Coach de Imagen Personal

14 de enero de 2025







Aviso: Este blog no pretende reemplazar el consejo profesional o el tratamiento. Si crees que estás experimentando dismorfia corporal o cualquier condición relacionada, busca orientación de un profesional de salud mental calificado.










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